¡QUÉ CARAJOS ESTUVIERON HACIENDO!
De latosa juzgará el lector mi recurrente alusión al
vocablo “referentes del desarrollo” y, lo ruego, déjenme explicar: opinar sobre
el subdesarrollo resulta fácil, pues desde años ha lo hemos visto y sufrido,
pero argüir sobre el desarrollo es difícil, subjetivo y especulativo ya que
nunca lo hemos visto ni gozado y apenas lo percibimos vagamente en cine y televisión.
Si el subdesarrollo es una mala experiencia vivencial y ocasión de lamentos y
verborreas y el desarrollo utopías de futuro digno y, si estos dos conceptos
entrañan la disyuntiva vital entre lo que nuestros hijos no merecen y sí
merecen, entonces tendría que ser el desarrollo (nunca el subdesarrollo) la
cuestión cardinal que cope la atención de toda la sociedad. Eso cree uno desde
su infinito candor.
Hablar “chicuca” sin producir resultados es propio de
regiones que van a la deriva; allí sátira, artimaña y demagogia son pan diario
pues, lo reconozco, la infamia y la farsa emanan cierto efluvio circense, incitante
y morboso. Al tolimense confundido por la falta de rumbo lo invito a que
“pintemos” el desarrollo, a que hagamos un “menú” de puntos guía (referentes
del desarrollo) que de modo sustentable y medible revelen qué es progreso
social, o lo mismo, cuáles son los dones que todo tolimense debe poseer y gozar
y, por efecto, permita juzgar el rol histórico cumplido por los líderes políticos
y así saber “qué carajos estuvieron haciendo ellos en los últimos 30 años” y si
eso mismo harán en las próximas 2 décadas. Aporto puntos al “menú”, así sean
“ladrilludos”:
Sociales: buen
nivel de calidad de vida; crecimiento demográfico informado; claro sentido de historia
y de pertenencia; cero analfabetismo; cobertura total y atención digna en
salud; buen nivel de seguridad; educación media y superior garantizada a todo
joven; desempleo inferior al 3% y subempleo al 20%; condiciones sanitarias óptimas;
alto grado de civismo y cohesión social; sociedad civil organizada; cultura
solidaria predominante; acceso libre a la recreación; inexistente déficit de
vivienda; enfermedades endémicas erradicadas; riqueza de expresiones
culturales.
Económicos:
Auge de la industria y la agroindustria; creciente ahorro interno, formación de
capital e inversión propia; primacía en importación de bienes productivos sobre
bienes de consumo; altas tasas de exportación de materias primas y
manufacturas; caracterizado espíritu emprendedor; estímulo para investigar,
desarrollar tecnología aplicada y calificar mano de obra; empresas públicas
rentables y prósperas; destacada participación tolimense en estructuras de
capital empresarial; alto nivel competitivo de la región; respeto absoluto al
medio ambiente.
Infraestructura:
magníficas vías entre los
municipios y veredas; ciudad capital con buena malla vial, señalización,
puentes, rotondas, viaductos; servicios públicos eficientes, sostenibles y
sustentables; equipamiento y contenido educativo de gran calidad; amplio
desarrollo en TIC’S;
generadoras de energía; alto estándar técnico para la preservación, riego y
consumo de agua.
Administración
pública: efectivos modelos de
planeación local y regional; probidad y eficacia en
finanzas públicas; rigor en ejecuciones
presupuestales; respeto al ciudadano; eficaz relación entre lo público y
privado; cordial pero caracterizada relación con el gobierno central.
La
región distante de estos referentes aun es medieval, su democracia parece
aquelarre de sádicos y masoquistas, la eficacia del liderato público no se
conoce y su cultura política niega que así como el hombre idóneo construye desarrollo,
el torpe “construye” subdesarrollo.