ALBERTO BEJARANO ÀVILA
D) Las ideas diversas no son amenazas sino
enorme potencialidad. Los tolimenses estamos divididos por “doctrinas” y pujas
nacionales porque nunca quisimos debatir o dialogar sobre lo regional y por
ello pensar y construir juntos un gran proyecto político para el Tolima sería
un convite del talento pluridisciplinario, ético y solidario que, respetando la
coexistencia del bien público y privado, la función social de la riqueza y la
conservación del medio ambiente, acordaría la ruta del futuro tolimense y nos liberaría
de tanta simpleza, indecencia y odio.
e) “la política es demasiado seria para
dejarla en manos de los políticos”. La atinada máxima de Charles De Gaulle
permite comprender que para frenar el atraso y la impudicia, la política debe
derrotar a la politiquería y por ello el margen de maniobra de los políticos
debe ceñirse estrictamente a los grandes fines que les señalen los tolimenses,
no como noción abstracta, sino encarnados ellos en sus líderes gremiales,
sociales y académicos (en unidad), quienes son los albaceas legítimos de los
saberes, la voluntad y la viabilidad del desarrollo regional.
No es difícil entender que en una sociedad regional
protagónica, progresista y democrática, las directrices del progreso las
establece la sociedad civil organizada y deben ser obedecidas por políticos y
funcionarios públicos doctos e idóneos y no como hoy ocurre, que “políticos” y
burócratas, que poco o nada saben de ello, prometen el progreso mientras que
los demás observamos o pedimos favores, como si la cuestión pública fuese un
tema ajeno a nuestros derechos o un sórdido mercadillo donde se permutan
favores por votos y votos por botines.
Como se colegirá, estas ideas fuerza se contraponen
a lo que siempre creímos políticamente correcto, cuando en verdad es una grave
distorsión conceptual que siempre atiza la pérdida de valores, convierte el
talento y la conciencia en pasiones estúpidas, prohíja la levedad de lo privado
y lo social y arruina la gestión pública. Con fundamento en estas ideas,
fácilmente sustentables, planteo la propuesta a los líderes gremiales, sociales
y académicos del Tolima.
Primero: La academia regional debe hacer un
serio examen de concordancia entre su visión, su misión y sus programas
curriculares, pues su desempeño tiene que ser inequívocamente consecuente con
sus fines fundacionales cuales, grosso modo, son la formación de talentos y
destrezas profesionales para construir desarrollo regional. Por tal mandato y
apoyada por la intelectualidad, la academia tendría que rehacer el modelo educativo
y cultural a efectos de privilegiar saberes, ciencias y tecnologías que en
verdad sirvan al progreso de la región.
Igual debe fomentar las disciplinas de la
prospectiva y el pensamiento sistémico y para ello debe propiciar, de modo
continuado y riguroso, investigaciones sobre todas de las variables del
ordenamiento regional y catalizarlas en coloquios, congresos, foros y textos de
diverso género, para así convertir la sabiduría raizal en cultura de desarrollo
regional. Continúa…
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