El personalismo galopante
Sáb, 12/11/2022 - 06:00
Por: ALBERTO BEJARANO ÁVILA
Las elecciones de octubre del
2023, en vez de propiciar una convergencia de voluntades por el futuro
tolimense, está desatando una salvaje estampida de apetitos personales dado
que, en el tumulto de candidatos a consejos, Asamblea, alcaldías y gobernación,
no existen vasos comunicantes (ideológicos); ellos no coinciden, disienten o
dialogan por el futuro del Tolima porque su primitiva egolatría solo los induce
a saciar sus carencias psicológicas o su peculio. Como la tolimense es sin duda
una sociedad políticamente desinformada y manipulada, cae bien citar a George
Orwell para iniciar la reflexión sobre política y futuro tolimense: “Quien
controla el presente controla el pasado. Quien controla el pasado controla el
futuro”.
Como ahora, al igual que en
toda elección pasada, es lugar común oír de buenos candidatos para sustituir
malos gobernantes, más no de un partido (o partidos) proponiendo una visión
política para trasformar al Tolima y escogiendo democráticamente candidatos
competentes para liderar esa trasformación, intentaré razonar sobre el porqué
en nuestra sociedad, que se revela orwelliana, el meollo no es de candidatos
para un cuatrienio sino de ideas para un futuro a construir en muchos
cuatrienios. Para aclarar tal inferencia, recurro, parcialmente, solo a uno de
tantos factores complejos que confluyen al desarrollo y que hoy agobia a todo
ibaguereño: la movilidad, que será una mentirita de batalla en la compaña que
empieza.
Viendo el área urbana de
Ibagué, se colige que una movilidad aceptable exigiría, entre más, de èstas
obras: la malla vial bien pavimentada; ampliar la Avenida Ambalà y la vía
Calambeo; unir por viaducto a Calambeo con Ambalà; tranvía; cables aéreos;
semaforización suficiente, moderna y bien mantenida; zonas azules con pago
digitalizado; muchos puentes peatonales de buena calidad; eficaz sistema
estratégico de trasporte público (¿bus o buseta?); ciclovías de verdad;
trasladar la terminal de transportes y construir terminales en plazas de
mercado para el sector rural y sus productos; incentivar la construcción
estratégica de parqueaderos elevados; autoridades de tránsito altamente
calificadas; centro de planeación de movilidad dirigida por expertos; programas
continuos y serios para fomentar la cultura y el civismo.
Como lo anterior y más, no fue hace treinta años un fin de la política, porque ya caíamos en la politiquería, hoy vemos los resultados y, porque tampoco ahora es parte de un proyecto político, excúsenme el vaticinio, en un lustro, cuando más, ya viviremos el caos total. Insisto entonces en que la estricta ilación, ideas, partido y muchos políticos unidos en tal partido y acatando esas ideas, es la única posibilidad de mejor futuro y que candidatos inconexos y desarticulados ideológicamente (personalismo galopante), perjuran cuando prometen que, con su elección, el Municipio de Ibagué será moderno y competitivo. De igual atisbo a todos los factores y a todo el Tolima se concluye en que la calidad de vida, la industrialización, el empleo, la cultura, el medio ambiente, la convivencia, la democracia política y económica, etc., serán quimeras mientras el liderazgo político emane del personalismo y no de las ideas.
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